Un paseo por la historia
El Hipódromo es casi una historia viva con elementos de diferentes periodos. La Columna de las Serpientes, que data del 500 AC, representa tres serpientes entrecruzadas. Cerca de esta columna, encontramos un obelisco egipcio más antiguo aún, del 1500 AC, que el Emperador Constantino trajo a Constantinopla, tal y como se llamaba la ciudad por aquel entonces. Un monumento más reciente, situado en el extremo de la plaza, es la fuente donada por el emperador alemán Guillermo II, cuando visitó la ciudad en 1898.
El tesoro escondido del Hipódromo
Si quiere descubrir todos los secretos del Hipódromo, deberá sumergirse en él, literalmente. Debajo de esta amplia plaza encontramos una gran reserva de agua, que desde el año 532 en adelante suministraba agua potable al palacio del Emperador Justiniano. Tras bajar los 52 peldaños de la Cisterna de la Basílica, se encontrará en una cámara acorazada con 336 columnas de mármol de 9 metros de alto, capaces de cubrir un área del tamaño de un campo de fútbol. Esta construcción única muestra lo ingeniosos que eran los constructores del Imperio Bizantino. La Yerebatan Sarnici, como la llaman los turcos, podía almacenar 80.000 metros cúbicos de agua. Tras la caída del Imperio Bizantino, la reserva quedó en un segundo plano durante siglos hasta que un francés descubrió este lugar tan especial en 1545. Se dio cuenta de cómo los habitantes eran capaces de meter un cubo a través de un agujero en el suelo para coger agua potable, encontrando en ocasiones peces en los cubos. Conozca la historia de este lugar al visitar esta fascinante y misteriosa zona y pasee por los pasillos de piedra.